En
esta fecha se inicia la celebración anual de la semana Nacional de los Derechos
Humanos, auspiciada por el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos
(CONADEH) de la República de Honduras, como parte de la política pública del
Estado hondureño en esta materia.
Son
ya veintiún años de presencia institucional nacional, regional e internacional
del CONADEH, que es una prueba suficiente
del interés y compromiso del Estado hondureño en la promoción y defensa
de los derechos de la persona humana de todas las condiciones.
El
CONADEH es parte de la institucionalidad propia del Estado de derecho, en una sociedad que se desarrolla con la persona
humana como fin supremo de ella y del Estado, con un régimen republicano en que
la soberanía corresponde al pueblo del cual emanan los tres poderes del Estado.
Soberanía que no puede ser suplantada y supone que estos poderes son
complementarios e independientes y sin relaciones de subordinación. La
suplantación de la soberanía popular y la usurpación de los poderes
constituidos se tipifican como delitos de traición a la patria, cuya responsabilidad es imprescriptible y
podrá ser deducida de oficio o a petición de cualquier ciudadano.
Estamos
en la recta final del proceso democrático e irreversible para elegir todas las
autoridades sujetas a la elección popular y nuestro personal y más de mil
voluntarios ejercemos la observación electoral del inicio del proceso hasta su conclusión el
próximo 24 de noviembre, día en que nuestro pueblo habrá decidido su voluntad
libremente ejercida.
La
violencia agrava la falta de educación de calidad, salud y trabajo para el
pueblo, por la incapacidad manifiesta de muchos gobiernos que sucesivamente nos
han llevado a la insolvencia fiscal, por la falta de respuesta a la evasión y a
la defraudación fiscal, a la impunidad de la corrupción, a la malversación de
la deuda externa -condonada por la magnanimidad internacional- por los
intereses de grupos en lugar en lugar del interés nacional.
Hay
constancia histórica de que el CONADEH defiende la libertad de información y de
expresión, exige la seguridad pública para todos, y reconoce que la corrupción
pública y privada se suman a la falta de austeridad que permite que muchos carezcan
de lo indispensable mientras unos pocos gozan de lo superfluo.
Al pueblo hondureño le falta justicia y
le sobran necesidades insatisfechas.
En
este día compartimos nuestra preocupación para ocuparnos de lo fundamental,
dejando lo secundario para los demagogos que impiden el buen gobierno, clave
para administrar bien lo propio sin tener que alquilar y hasta vender nuestras
conciencias.
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